Por: Ing. Fernando Padilla Farfán
Desde hace más de treinta años, los científicos han estado manifestado su preocupación por el futuro del agua para consumo humano.
Han hablado que en el corto plazo -que por cierto ya está venciendo-, la escasez de agua para consumo humano podría acarrear problemas económicos, políticos y sociales, no tan solo en las grandes ciudades, también en las pequeñas. Es decir, los problemas por la falta de agua ya están dando la cara en muchos lugares.
Por ejemplo, Los noticieros dan cuenta de la difícil situación que se está presentando en gran parte del norte de México. En Nuevo León, por ejemplo, la vida cotidiana se está alterando significativamente porque el agua no alcanza para todos. Se están tomando medidas de racionalización que a nadie gustan. Además, se está comprando a precios muy elevados. Los cuerpos de agua, otrora inmensos e inagotables, se están secando o les queda poca agua.
Por la carencia de agua se están generando airadas protestas entre diversos sectores de la población neolonesa. La gente le reclama al gobierno, el gobierno se defiende, le echa la culpa a empresarios que utilizan el líquido para elaborar sus productos. El gobernador acusa a dueños de ranchos de estarse robando el agua. La producción agrícola está en problemas; los productos están teniendo alzas en sus precios. La carestía de productos agrícolas se extiende por amplias zonas de la República Mexicana. El intenso calor no cesa, las lluvias no llegan.
El gobierno de Nuevo León pretende conseguir, con el apoyo de autoridades federales, agua de otras entidades federativas. No es nada fácil. El intento ha provocado la resistencia de los habitantes cercanos a los ríos de los que se pretende tomar el agua. Hay amenazas de bloqueo de carreteras.
Mientras particulares y gobierno están enfrascados en una serie de acusaciones mutuas, el problema crece y la solución no se ve por ningún lado.
Esto es acá. En África las cosas están peor. Las olas de calor de este año, más intensas que nunca, han puesto a aquel país en alerta roja. De acuerdo a las condiciones que prevalecen allá poco se puede hacer. Se registran altas cifras de muertos por deshidratación. De los animales ya ni se diga. Las tierras están secas, agrietadas; nada crece sobre ellas.
La gente no ha comprendido del todo que el agua de los caudalosos ríos y las extensas lagunas, puede desaparecer, y está desapareciendo. La contaminación, por un lado, y la inmoderada tala por el otro, están convirtiendo en inhabitable nuestro planeta.
Se han realizado diversos foros donde participan mandatarios de diversas naciones para hablar sobre el calentamiento global. Todos expresan preocupación, hacen propuestas, prometen; pero nadie regresa a su país a implementar las medidas acordadas en esas reuniones.
Los intereses para que las cosas sigan igual, son altos. Razón por la cual el tema del deterioro ambiental no ha pasado de las líneas de los discursos. Si bien es cierto que algunos países han mostrado avances, no han dejado de ser superficiales.
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