EN LA OPINIÓN DEL INGENIERO FERNANDO PADILLA FARFÁN.
Era 1950 y el cine mexicano estaba en su esplendor. El cineasta español Luis Buñuel ya tenía
éxito, pero estaba enamorado de nuestro país. La película “Los olvidados” fue grabada en Nonoalco, en lo que entonces eran los límites norteños de la Ciudad de México. Y tenía un propósito: una visión desgarradora de los niños de la calle en las grandes urbes. Aquellos de los que nadie habla, los que callan: los olvidados.
El poeta Octavio Paz escribió: “Pero Los Olvidados es algo más que un filme realista. El sueño,
el deseo, el horror, el delirio el azar, la porción nocturna de la vida también tiene su parte. Y el
peso de la realidad que nos muestra es de tal modo atroz, que acaba por parecernos
imposible, insoportable. Y así es: la realidad es insoportable; y por eso, porque no la soporta, el
hombre mata y muere, ama y crea”.
Su nombre original era La Manzana Podrida y, en realidad, no tenía ningún nombre de peso. Se
tenía a Estela Inda, Miguel Inclán y Alfonso Mejía, además de un grupo de niños comandado
por Roberto Cobo, un chico que había salido como extra en varias cintas y un día que
audicionó para una película de Tin Tán se enteró que Buñuel estaba entrevistando para su
nuevo filme. Hizo la audición y se quedó con el rol de “El Jaibo”.
Sin embargo, desde su inicio, la cinta tenía problemas, dentro y fuera. El productor Oscar
Dancingers se opuso a que se incluyeran muchos detalles que resultaban amorales. Jorge
Negrete, líder del Sindicato de Actores, quería evitar su grabación e instó a técnicos y
camarógrafos a abandonarla; una de las peinadoras renunció por la escena en que la madre de
Pedrito, le niega la comida.
Pedro de Urdimalas, escritor de la cinta al lado de Buñuel, pidió que su nombre no apareciera
en los créditos y en la primera función privada que se hizo, Lupe Marí, esposa de Diego Rivera,
y Bertha, esposa de León Felipe, reclamaron al director que era un miserable y lo que
mostraba no era México. David Alfaro Siqueiros por su parte aplaudió el trabajo asegurando
que Luis era un genio nacido para el cine.
Los Olvidados era la primera producción sería de Luis Buñuel y quería hacerlo todo al máximo
de sus posibilidades. La filmó en 21 días entre el 6 de febrero y el 9 de marzo de 1950, pero
aunque la cinta es posiblemente una de las más galardonadas de su cine, él solo recibió dos mil
dólares por ella y no pudo participar en las ganancias de la misma.
Ante las críticas, Buñuel respondió durante una entrevista que estaba orgulloso de su filme “La
libertad total no existe, yo jamás he sido libre, yo soy libre cuando cierro mis ojos y estoy
conmigo mismo sin que sepa que ya estoy viejo. El sistema de inconformidad es esa tendencia
a romperse la cabeza por recuperar la propia libertad, lo que es imposible, es por tanto una
inconformidad permanente de la realidad exterior”.
En los albores de los 50, el presidente mexicano Miguel Alemán estaba planeando la
industrialización en el país, para dejar atrás la agricultura como primera fuente de recursos de
los nacionales, pero el cine estaba en su apogeo, por ello las reacciones ante la cinta eran
violentas.
Se tiene registro de que algunos cines fueron destruidos por los asistentes al estreno en
noviembre de ese 1950, los fanáticos salían furiosos. La llamada “Liga de la Decencia” intentó
expulsar a Buñuel del país y aunque no lo lograron, el director dejó el territorio.
A pesar de los múltiples problemas, Luis Buñuel estrenó su cinta en Europa y la crítica
mexicana tuvo que aceptar la gran equivocación cuando el gran jurado del Festival de Cannes
le dio el premio como Mejor director, en 1951.
La película tiene una trama dura, y a diferencia, por ejemplo, de Nosotros los pobres, no busca
causar lástima sino presentar una realidad diferente a la que se creía que existía en el país.
La historia ―comenta Fernando Padilla Farfán― nos lleva por los barrios más pobres de la Ciudad de México, donde los niños de la
calle son una lamentable realidad. Jaibo (Roberto Cobo) es un
adolescente que escapa de una correccional para reunirse con Pedro (Alfonso Mejía). En
presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató. También
intenta robar a un ciego (Miguel Inclán) al que finalmente maltrata. Acompañados de Ojitos y
Meche (Alma Delia Fuentes), el destino del Jaibo y Pedro están marcados por la muerte.
#fernandopadillafarfan
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