“Hay compañeros que andan muy nerviosos, bastante nerviosos”.  Adán Augusto en Cuatlancingo

“Hay compañeros que andan muy nerviosos, bastante nerviosos”. Adán Augusto en Cuatlancingo

Adán Augusto López Hernández dejó ver esta tarde que “hay compañeros que andan muy nerviosos, bastante nerviosos” por el proceso interno de Morena para seleccionar a su Coordinador Nacional para la Defensa de la Cuarta Transformación, por lo que hizo un llamado “a la prudencia, a la unidad, la calma y la mesura. Nada de nervios. Hay que entender que el pueblo manda, el pueblo decide”, advirtió.
Ante más de seis mil muy atentos y participativos asistentes a la Asamblea Informativa que encabezó en una colonia popular de San Juan Cuautlancingo, Puebla, el político tabasqueño pidió “no dejarse llevar por la estrategia de las encuestas cuchareadas o anímicas, que se publican por la paga y sólo sirven para levantar el ánimo de la que las paga, o de los que las pagan”.
Sale Adán Augusto López Hernández nuevamente en defensa de los libros de texto gratuitos

Sale Adán Augusto López Hernández nuevamente en defensa de los libros de texto gratuitos

Con pasión y argumentos, Adán Augusto López Hernández envió esta tarde un poderoso mensaje en defensa de los libros de texto gratuitos y denunció la presencia de “una embestida, de una estrategia malvada y perversa de los conservadores, de la derecha más rancia e inmoral de este país en contra no solo de los textos, si no del acceso a la educación de las niñas y niños de México, a quienes pretenden mantener en la ignorancia.
 
Acusó que en esta embestida están confabulados gobernadores como la de Aguascalientes, Teresa Jiménez, quien desconoce que en su estado hay comunidades indígenas, y la de Chihuahua, Maru Campos, “la más rancia representante del conservadurismo”, con ministros también conservadores que defienden los intereses de las oligarquías.
 
“Son unos insensibles, Lo que quieren es que nuestros niños, los niños pobres del país, no tengan acceso a la educación. Lo prefieren porque esa ha sido la historia de los conservadores: tener a los niños en la ignorancia”, afirmó el aspirante a la Coordinación para la Defensa de la Cuarta Transformación, quien es el único de los seis delegados nombrados por Morena que ha dado una férrea defensa a la embestida de la derecha en contra de la educación pública.
 
El mensaje del político tabasqueño en este su día número 57 de recorrido nacional, fue sólido y contundente, y tras proclamar “larga vida a los libros de texto gratuitos”, advirtió que “no van a pasar; no se van a salir con la suya” y menos con mentiras como que estos textos “tienen contenido comunista y solo sirve para pervertir a las niñas y niños de México”.
 
Con uno de esos libros de texto en la mano, el de matemáticas para el quinto grado de primeros, Adán Augusto López Hernández desmintió dicho contenido comunista y dijo que, posiblemente, es el libro con los mejores contenidos que se hayan hecho en la historia de México, pero los conservadores y quienes forman parte de la derecha más rancia de este país, en su ignorancia, no se atreven ni a leerlo”.
 
Así continuó con la parte introductoria del libro que llevaba en mano y que corresponde a un texto del poeta andaluz Federico García Lorca, quien en su tiempo escribió: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro…», un hombre, dijo el tabasqueño, que fue asesinado por pensar diferente y desear un mundo mejor para los suyos, para los humildes”.
 
En el jardín central de este municipio mexiquense de Cuautitlán, antes cientos de madres de familia, mujeres, hombres y adultos mayores, Adán Augusto López Hernández dejó en claro que “la Cuarta Transformación 4T va a seguir luchando por lo libros de texto gratuitos, para que estos lleguen a los niños y las niñas mexicanas, y, sobre todo, mantendrá la defensa de la educación pública, laica y gratuita en México”.
 
Garantizó que la Cuarta Transformación saldrá adelante en esta disputa que ni siquiera se inscribe en un terreno ideológico, sino que es “pura politiquería de los conservadores y la derecha más rancia que existe en el país”.
EL GRAN SOCAVÓN

EL GRAN SOCAVÓN

Ing. Fernando Padilla Farfán


El socavón del Paso Express de Cuernavaca, Morelos, originado por la presión del agua de lluvia que se acumuló en uno de los costados y que provocó la muerte de dos personas, padre e hijo, que viajaban en un automóvil por caer dentro de esa enorme oquedad que se abrió de manera imprevista en esa vía inaugurada apenas tres meses antes por el presidente de la República; no ha sido ni el primero ni será el último mientras exista la corrupción.

El escándalo noticioso que se armó en torno a ese evento, obedeció a que es un camino de alto tránsito vehicular y, particularmente, a que el vehículo con las personas dentro permaneció varias horas sepultado antes de ser rescatados.

Lamentablemente, es común que en obras que realizan las autoridades de cualquier nivel de gobierno, se susciten múltiples accidentes debido a que no cumplen con las especificaciones requeridas. Por ejemplo, hay carreteras en el país con el peralte invertido en algunas de sus curvas, lo que causa que cualquier vehículo sea impulsado por la inercia hacia fuera del camino; y todo por abaratar los costos en detrimento de la seguridad de los usuarios.

La falta de calidad en una buena parte de las obras públicas, obedece a deficiencias en la supervisión cuya obligación recae directamente en las autoridades responsables, aunque en ocasiones deleguen esta responsabilidad en terceros contratados para ello.

El socavón del paso Express de Cuernavaca, puso al descubierto deficiencias en la construcción, pero también exhibe que las autoridades no cumplieron con su responsabilidad. No estuvieron al tanto que la obra se realizara de acuerdo al proyecto que, de antemano, debió haber sido aprobado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Los delegados que la mencionada secretaría tiene en los Estados de la República, sin importar que hubiese un tercero responsable para esa tarea, están para eso, para checar que las constructoras cumplan con lo pactado. Los supervisores de obra de esa dependencia, se encargan precisamente de documentar, por escrito, todo aquello que consideren se haga fuera de los lineamientos que las obras deben cumplir de manera puntual.

Como alguien no hizo su trabajo, pasó desapercibido que las dimensiones del ducto por donde debía pasar el agua de un lado al otro, no fueron las correctas, originándose un tapón que terminó destruyendo esa parte de la vía.

Nadie ha dado una explicación aceptable. Todo ha derivado en acusaciones mutuas. La parte más delgada del hilo le tocó al delegado de la SCT en Morelos. Lo curioso es que la gente de Cuernavaca que vive en las inmediaciones de donde se presentó el problema, vio y comentó lo que podía ocurrir, pero nadie la escuchó.

Al observar de manera cotidiana los avances de la construcción, con el juicio que aporta el sentido común, los vecinos sabían que en esa parte la construcción no reunía las características para que el agua pluvial pasara de un lado a otro sin obstáculos que impidieran su paso. Hubo avisos oportunos, pero urgía que el Paso Express se inaugurara lo más pronto posible, nada podía atajar la presencia del Presidente de la República en la fecha acordada. Esa premura, la indolencia de algunos y la rampante corrupción, originaron la tragedia.

Por cierto, inaugurar las obrar es una práctica que en estos tiempos acarrea más problemas que beneficios. Provoca irritación en la gente cuando ven la obra terminada y no pueden usarla o disponer de la misma, porque no ha sido inaugurada. Igual de absurdo resulta cuando las obras se inauguran antes de haber sido concluidas.

En estos casos, lejos de que la gente las aplauda, como es lo deseable por los políticos, provoca efectos contrarios.

Otra de las prácticas que en México debe desaparecer, es la realización de obras que no son las que requiere la población. Ante la falta de una verdadera planeación se construyen cosas que no son prioritarias, las necesarias se sustituyen por aquellas que son visibles, en una falsa idea que los autores obtendrían mayor reconocimiento.
EL DIOS DE SPINOZA

EL DIOS DE SPINOZA

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán

Baruch de Spinoza fue un filósofo holandés considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes. Spinoza desarrolló una teoría sobre un Dios geométrico a quien considera que es un ente pensante e infinito. Albert Einstein, en algunas ocasiones declaró estar de acuerdo con el Dios de Spinoza.

Spinoza creía que el Dios de su teoría hubiera dicho: «Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. ¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa! Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas.

Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti. Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer. Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro! Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo? Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso? Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía. Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas. Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?… Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti.

Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar. Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.

¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones? No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.

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El éxito antisocial

El éxito antisocial

Sólo hay una ambición más ridícula que la de llegar a ser importante: la ambición de adquirir importancia por codearse con los ricos o los famosos. Cuando un buscador de fama y prestigio fracasa en su empeño por falta de méritos, recurre a cualquier subterfugio para negarlo ante los demás. Las biografías de celebridades fomentan esta prevaricación, pues dedican más espacio a las amistades del personaje célebre que a la obra por la cual obtuvo renombre. Detrás del interés por reconstruir ese tejido de relaciones subyace la idea de que basta una buena campaña de relaciones públicas para imponerse en cualquier terreno profesional. Por culpa de esa patraña, el mercado de las vanidades está repleto de productos chatarra. Cuanto más insiste una persona en mencionar a la gente famosa que ha conocido, más seguros podemos estar de que no se considera su igual, ni pertenece de verdad a ese núcleo privilegiado. Pero hay tal abundancia de simpáticos profesionales, tanta gente ávida de tomar atajos para alcanzar una ilusoria grandeza, que la única defensa contra ella es negarse a instrumentalizar la amistad, repudiar la intromisión de la politiquería en ámbitos que deberían estar fuera de su alcance.

Vale la pena estudiar las tácticas que algunas celebridades utilizan para exhibir o incomodar a los trepadores empedernidos. Una de ellas es restar valor a las jerarquías, reducir al mínimo el trofeo codiciado por los advenedizos. Proust advirtió ese comportamiento en algunas aristócratas francesas: “Ser gran señora es jugar a la sencillez. Se trata de un juego extremadamente caro, pues la sencillez sólo encanta a condición de que los demás sepan que podríais no ser sencillos, es decir, que sois riquísimos”. Desde luego, la eficacia de la sencillez como método para pintar una raya entre la gente ávida de honores y la que nunca necesitó buscarlos exige por parte de la gran señora un talento histriónico impecable, o de lo contrario daría una impresión de falsa modestia. Pero quienes desempeñan con acierto ese papel tal vez logren hacerle notar al advenedizo que su empeño por ascender en el escalafón jerárquico, un signo inequívoco de plebeyez, lo descalifica automáticamente para entrar al Olimpo.

Esa elegante manera de establecer quién es quién no denota jactancia alguna por parte de la celebridad, y quizá por eso tiene muchos adeptos, pero también hay una manera soberbia de ponerse al margen o mirar desde arriba la encarnizada lucha por el reconocimiento: la que María Félix empleaba para distinguirse de cualquier actriz luchona que asciende poco a poco al estrellato, a fuerza de tocar puertas y hacer relaciones públicas. Cuando hablaba de su trato con otras grandes figuras de la pantalla, la Doña nunca decía: “Conocí a Jorge Negrete en 1942”. Ella declaraba sin rubor: “Jorge Negrete me conoció en 1942”, aunque en ese año ella apenas debutaba en el cine, y el charro cantor ya era un gran ídolo popular. Así dejaba en claro tres cosas: que no le debía su celebridad a nadie, que su aureola de diva tenía efectos retroactivos y que, en todo caso, los demás debían mencionarla a ella como punto de referencia para darse taco. Nunca se ufanó de haber conocido a ninguna luminaria, pues ella era la suprema dispensadora de relumbrones.

La soberbia de la Félix quizá le parezca monstruosa a las buenas conciencias, pero tiene una virtud: defender la posibilidad de un éxito antisocial, obtenido a contrapelo del tacto diplomático. Nada satisface más a un vanidoso legítimo, enemigo del autoengaño, que ganarse el aplauso del público sin haber movido influencias para obtenerlo. En un mundo tan lleno de arribistas, de falsos aduladores que utilizan a los demás como trampolines, los ogros individualistas que triunfaron sin cortejar a nadie descuellan por su admirable autenticidad. Y aunque mucha gente los odia, su éxito revela que los alpinistas frustrados siguen quizá una táctica errónea para ingresar a las élites del intelecto, el poder o el dinero.

Profundo conocedor de la alta sociedad, Proust creía que el éxito en el gran mundo dependía justamente de no buscarlo: “Si un hombre se lamentara de no recibir en sociedad bastantes atenciones, yo no le aconsejaría que hiciera más visitas o que tuviera mejores coches y caballos: le aconsejaría no asistir a ninguna invitación, vivir encerrado en su cuarto, no dejar entrar a nadie, pues entonces harían cola en su puerta”. Dárselas de autosuficiente sería, pues, el camino más arduo pero el más seguro para que los miembros de una élite sientan curiosidad por conocer a quien los desprecia. Pero entonces, ¿ante quién disfrutaría su gloria el ermitaño encumbrado? La satisfacción de un misántropo que triunfa en sociedad por haberle dado la espalda no borra su dependencia de los demás: más bien la transforma en sociopatía.