Lol Mark, remember Cambridge Analytica and when 2 million people left Facebook. What a year it’s been.
El revolucionario plan de Noruega para construir aviones eléctricos y transformar la industria aeronáutica
Los aviones eléctricos son ya una realidad y, para 2040, Noruega tiene la intención de que todos los vuelos de corta distancia que salen de sus aeropuertos sean en aeronaves que funcionan con baterías.
Es una de las promesas de mayor alcance que se han hecho para reducir la contribución de la aviación a las emisiones de gases de efecto invernadero.
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Pero hay una barrera importante: todavía no se están construyendo aeronaves de propulsión eléctrica de tamaño comercial.
El mercado de aeronaves eléctricas actualmente consiste en aparatos pequeños; generalmente para dos personas.
De hecho, Dag Falk-Petersen, el director de la compañía aeroportuaria noruega Avinor, cree que esto cambiará muy rápido.
«Hace unos tres años, nuestro consejo de administración fue a Airbus, en Toulouse, y nos dijeron que ya habían estado trabajando mucho en esta área. Y también la Nasa y Boeing, a través del [fabricante de aviones] Zunum Aero. Es por eso que decidimos tener un programa para electrificar los vuelos en Noruega», explica.
¿Por qué Noruega?
Noruega es un buen lugar para tales experimentos.
Gran parte del territorio del país es montañoso y hay muchas islas cercanas a la costa, lo que significa que hay numerosos vuelos de corta distancia: Avinor administra 46 aeropuertos.
Los viajes por carretera, ferrocarril o barco a menudo toman mucho más tiempo que un vuelo corto, especialmente durante el invierno, cuando la nieve y el hielo pueden bloquear las carreteras y las vías.
«Muchos de los vuelos aquí son de solo 15 a 30 minutos y tenemos todo tipo de terreno montañoso. Es por eso que decidimos establecer un programa donde realmente podamos tener licitadores de aviones en uno o dos años», comenta Falk-Peterson.
Noruega quiere que esos fabricantes de aviones creen un avión comercial de 25 a 30 asientos impulsado por motores eléctricos y que el primero de ellos sea puesto en servicio para 2025.
«Estamos seguros de que un avión como ese puede ser electrificado», añade Falk-Peterson.
Auge de los aviones eléctricos
Los aviones eléctricos están disfrutando de cierto auge en este momento: el año pasado, la consultora Roland Berger descubrió que había más de 100 proyectos de aeronaves de propulsión eléctrica en marcha en todo el mundo.
Pipistrel, de Eslovenia, es solo uno de ellos.
El portavoz Taja Boscarol explica que la compañía ahora está fabricando varios modelos de cuatro asientos.
«El más notable probablemente sea el Taurus G4, el primer avión eléctrico de cuatro asientos en el mundo», señala
Boscarol comenta que estas aeronaves utilizan medios alternativos de propulsión, como el hidrógeno.
«También hemos desarrollado un motor híbrido para un avión de cuatro asientos. El motor es completamente funcional y la aeronave despegará en 2019, de acuerdo con el plan», afirma.
Agrega que también tienen la intención de construir un «avión de pasajeros de células de combustible híbrido» de 19 pasajeros para 2025.
La competencia
Pipistrel tendrá algo de competencia.
Zunum Aero, con sede en Kirkland, un suburbio de Seattle, es otra compañía que planea producir el tipo de avión que Noruega quiere ver en sus rutas de recorrido corto.
Fundada en 2013, Zunum Aero ha recibido inversiones del gigante de la aviación Boeing y ha estado trabajando en una gama de aviones cada vez más grandes y pesados.
Su director ejecutivo, Ashish Kumar, confiesa que la compañía se sintió intrigada al instante por los planes de Noruega, que surgieron como parte de un programa más amplio para tratar de reducir las emisiones del transporte.
«Hemos estado en este espacio durante cinco años. Hemos observado lo que los demás están haciendo en la industria y hemos aprendido de ellos», afirma.
Zunum Aero tiene planes para un avión de pasajeros de 12 asientos de corta distancia que planean volar para 2022 y otro de 50 plazas con un alcance de 1.000 millas para el año 2027.
Sus planes no terminan ahí.
«Creemos que un avión de 100 asientos y un alcance de 1.500 millas será viable a fines de la década de 2020. Podemos llegar a lo que Noruega quiere hacer», señala Kumar.
Los desafíos
La ambición es aún más interesante dados los desafíos que siguen enfrentando los fabricantes de aviones eléctricos de pasajeros.
Las aeronaves que transportan docenas de personas -y su equipaje- requieren una enorme cantidad de energía para el ascenso y para mantenerse en el aire.
Los aviones de pasajeros de hoy en día son más livianos y más económicos en combustible que cualquier generación anterior, pero ningún combustible actualmente, además del kerosene, tiene una densidad de energía lo suficientemente alta para el uso del avión.
Las baterías obviamente pueden almacenar electricidad, pero anteriormente se pensaba que se necesitarían tantas para alimentar una pequeña aeronave que el peso sería prohibitivo.
Kumar, sin embargo, cree que «las baterías son, en cierto modo, el menor de los problemas».
Para él, los mayores desafíos se encuentran en el resto de los sistemas electrónicos.
¿Acaso las baterías pueden mantener un nivel estable para que los sistemas de vuelo tengan energía en todo momento? ¿Y cómo lidiar con el calor generado por todas esas baterías?
Son preguntas que aún no tienen respuesta, pero mientras tanto se valoran los beneficios que pueden tener estas aeronaves.
Los beneficios
Tanto Zunum Aero como Avinor consideran que usar aviones totalmente eléctricos tendrá beneficios más allá de las emisiones: el avión más pequeño necesitará pistas más reducidas, lo que significa que puede usar aeropuertos de menor tamaño.
También serán más silenciosos y, si se puede reducir el peso de las baterías, es probable que sean más ligeros, lo que implica menos energía.
Ese último factor puede significar menores costos de operación y, por lo tanto, boletos más baratos, que conllevarían a un poderoso incentivo de vuelos y a un cambio dentro de la industria de la aviación.
Tecnología híbrida
Falk-Peterson dice que es probable que al menos la primera generación de aviones eléctricos de Noruega use tecnología híbrida.
Conforme a las leyes de seguridad de la aviación, las aeronaves deben transportar suficiente combustible de reserva para garantizar que puedan desviarse a un aeropuerto alternativo en caso de problemas.
El plan de Oslo, si sigue adelante, se dejará sentir fuera de sus fronteras.
Si todos los vuelos con una duración inferior a 90 minutos se realizan con aviones eléctricos, eso significará que esos aviones aterrizarán en otras ciudades de Escandinavia y más allá.
Los fabricantes de aviones tendrán que venderlos a más países para que sean viables.
«Ya Airbus está mirando un avión eléctrico que puede transportar 100 pasajeros hasta 1.000 km en 2030», indica Falk-Peterson.
iTunes llega a los televisores Samsung
Apple ha cerrado un acuerdo de colaboración con Samsung, su principal rival en el mercado de la telefonía móvil. En los próximos meses, los poseedores de un televisor Samsung de última generación podrán acceder a todo el catálogo de películas y series de iTunes, además de poder enviar contenido multimedia desde el iPhone o el iPad al televisor a través del estándar AirPlay 2.
La aplicación está programada para la plataforma de Samsung Tizen y explota todas las posibilidades de los televisores como el uso del asistente virtual Bixby. Hasta ahora, Apple sólo ofrecía acceso a sus contenidos a través de la aplicación de iTunes incluida en todos sus productos o en ordenadores Windows, y la única forma de verlos en el televisor era a través de un Apple TV.
La colaboración puede sorprender por el historial de litigios entre ambas compañías por plagio y su posición de rivales directos en el mercado de la telefonía móvil, pero es una maniobra que muestra cómo ha cambiado Apple y cuál es su prioridad en el presente y en el futuro: su creciente negocio de servicios.
En Cupertino, los productos han sido definidos siempre por la inseparable unión de software y hardware, trabajados de principio a fin para ofrecer algo único en el negocio de la venta de smartphones, tablets y ordenadores. Pero las prioridades de la compañía han cambiando, ya no es una compañía que vende ordenadores y teléfonos: el crecimiento del iPhone tocó techo hace dos años, pero su negocio de servicios creció un 27% el último trimestre.
Pronto los ingresos por servicios serán un negocio mayor que la suma de ingresos generada por Mac y por iPad. Los servicios ya no son un simple bonus que fomenta la venta de dispositivos. Apple quiere aumentar su base de usuarios, y Samsung es un candidato perfecto por ser la marca líder en número de unidades vendidas al año en numerosos mercados clave y por su presencia y oferta en el segmento premium, donde están, potencialmente, los mejores clientes y los que en mayor probabilidad dispondrán de algún producto de la compañía estadounidense.
«Esperamos llevar la experiencia de iTunes y AirPlay 2 a incluso más clientes en todo el mundo a través de los Smart TV de Samsung, por lo que los usuarios de iPhone, iPad y Mac dispondrán de otra forma de disfrutar de su contenido favorito en la pantalla más grande de su hogar». dijo Eddy Cue, vicepresidente senior de Servicios y software de Internet de Apple, en un comunicado de prensa.
Tim Cook, consejero delegado de la compañía, dijo que espera que el negocio de los servicios doble sus ingresos para 2020 en comparación con lo generado en 2016. Por eso no sorprende que Apple introdujera su servicio de streaming musical en los altavoces Echo de Amazon pese a tener su propio altavoz inteligente ni que ahora ofrezca sus contenidos a través de televisores Samsung pese a disponer del Apple TV.
Para Apple, es más importante aumentar la base de usuarios que puede acceder a sus servicios que la venta de Apple TV por ofrecer funciones únicas. Esto no quiere decir que las ventas de Apple TV sean un fracaso (nada lo evidencia), sino que las prioridades de la compañía han cambiado y el panorama también: ya no es una guerra de dos grandes plataformas entre iOS y Android, sino un escenario de convivencia entre diferentes servicios y productos que, aunque sean de compañías diferentes, pueden beneficiar a todas las partes.
¿Por cuánto dinero dejarías de usar tu cuenta de Facebook? Por más de lo que parece
La marca Facebook ha tenido un problema de imagen en 2018. El producto de Facebook, la red social, parece más saludable.
Cuatro economistas de universidades norteamericanas acaban de publicar un artículo científico con los resultados de tres subastas con dinero real. Los organizadores proponían a cuatro grupos distintos que en total sumaban 1.258 personas cuánto dinero querrían para dejar de usar Facebook durante una hora, un día, una semana y un año. El dinero que podían ingresar era real, con lo que, dicen los investigadores, «tenían un incentivo para considerar seriamente cuánto necesitarían para ser compensados para estar sin el servicio durante el tiempo indicado».
El resultado proyectado a un año, de media, es más de 1.000 dólares (875 euros).
La investigación muestra además algo obvio: el valor de la cuenta depende de su uso. Los mayores usuarios están dispuestos a pagar bastante más de 1.000 dólares, pero la mitad de los participantes en los experimentos dejaría la red por menos de 200 dólares (174 euros).
La cifra parece consistente con el valor aparente de Facebook. Desde el caso de Cambridge Analytica en abril, el año ha venido cargado de noticias de escándalos rusos, pérdidas de datos y falta de cuidado por la privacidad de los usuarios de Facebook. El valor en Bolsa de Facebook ha caído pero de momento su capacidad para ingresar dinero y mantener sus usuarios activos se mantiene.
El Guardian dedicó un tuit gracioso con un vídeo muy bien hecho al «mal año» de Mark Zuckerberg. El texto era «Mark, recuerdas Cambridge Analytica y cuando 2 millones de personas abandonaron Facebook. Qué año ha sido». Lleva cerca de 3.000 retuits, pero Zuckerberg podría haber contestado: «Me quedan aún 2.198 millones de usuarios». Hasta que no indique una tendencia, 2 millones es solo ruido estadístico para Facebook.
Nick Confessore, periodista del New York Times que participó en las recientes grandes historias del periódico sobre Facebook, admitía que sigue usando Facebook.
Igual que su periódico y el Guardian que, de momento, no han renunciado a sus cuentas. «Algunos de los problemas recientes han validado nuestros hallazgos», dice Matt Rousu, profesor de la Sigmund Weis Business Chool de la Susquehanna University en Pensilvania (Estados Unidos). «La gente sigue usando Facebook. Eso proporciona evidencia que es increíblemente valioso para sus usuarios. Si Facebook diera poco valor, entonces con las preocupaciones por privacidad y sobre las elecciones de 2016, deberíamos haber visto más gente desactivando su cuenta», añade.
El objetivo de Rousu y los investigadores Jay R. Corrigan, del Kenyon College, Saleem Alhabash, de Michigan State University, y Sean B. Cash, de Tufts University en el paper «¿Cuánto valen las redes sociales?» va sin embargo más allá de valorar Facebook tras los recientes escándalos. Su intención es descubrir cuánto valen para sus usuarios los servicios en internet: «Los servicios gratis o baratos pueden generar un excedente para el consumidor de órdenes de magnitud mayor que su impacto medible en el PIB», escriben. Los beneficios de eBay, del mercado de libros usados o la inmensa variedad de libros de los que dispone Amazon suponen, según estudios citados en este artículo, varios miles de millones en excedente para los consumidores.
¿Cómo han medido ese valor para Facebook en estos experimentos? Con una subasta por desactivar tu cuenta. En uno de los experimentos, los investigadores reunieron a 133 estudiantes de una universidad del centro de Estados Unidos y a 138 adultos de una ciudad universitaria también en Estados Unidos. Cada participante debía dar una cifra a cambio de la que dejaría de usar Facebook durante un año. El dinero era real y el cobro estaba supeditado a la comprobación periódica de la falta de actividad en la cuenta. 41 estudiantes y 21 adultos declinaron pujar. Cuatro en total pidieron más de 50.000 dólares. Todos fueron eliminados de la muestra.
Entre el resto, la media de los estudiantes fue 2.076 dólares (1.812 euros) y la de los adultos fue 1.139 (994 euros). Este es el precio medio que querrían recibir por abandonar su cuenta –es decir el valor que tiene para ellos–, pero la mitad de los estudiantes dejaría de usar Facebook por menos de 200 dólares (174 euros) y la mitad de los adultos por menos de 100 dólares (87 euros).
En otra de las subastas hay una pista sobre la diferencia abismal que da cada usuario a su cuenta: los investigadores encontraron una relación significativa entre el valor de una cuenta y la frecuencia de posts o si se usa Facebook para invitar a gente a eventos. En cambio, los usuarios que más fotos cuelgan daban un valor menor a Facebook. «Hay muchas otras opciones para compartir fotos, sobre todo Instagram. Es posible que los usuarios que usen Facebook básicamente para compartir fotos son los menos interesados en ese formato específico de la red social», escriben.
El reto para Facebook es mantener a todos dentro. El valor general de la red se reduce drásticamente si los usuarios menos implicados se van. Los actores más implicados –sobre todo las empresas que ponen anuncios y los usuarios frecuentes– elevan el valor de Facebook si realmente está «todo el mundo» está allí. De momento así es y no asoma ninguna alternativa real.